jueves, 19 de abril de 2012

Café Escocia (Zaragoza)


Especialidades: Cervezas de importación. 
Precio: Cervezas entre 2 y 5€. Multiples ofertas y promociones.
Web: http://www.cafeescocia.com/fotos.php

Cuenta la leyenda que un universitario empezó a trabajar en sus horas libres en una cafetería cercana a la biblioteca para sacar algo de dinero extra... y ahí se quedó. Y agradecidos deberíamos estar, dado que la ha convertido en una de las cervecerías más agradables y mejor surtidas que conozco. Y en todo caso, la mejor que he pisado en Zaragoza.

Aunque nació como cafetería -y así sigue atestigüándolo el nombre-, hace unos cuantos años que nos encontramos ante una cervecería en toda regla. Quizás para compensar el agravio al nombre original, el proceso vino acompañado de una 'escocialización' más que evidente, que tuvo su punto culminante en la reforma que dotó al local de esa estética tan acogedora de la que goza actualmente. Completamente forrado de madera, podemos disfrutar en el mismo de cuatro zonas distintas; casi podríamos decir que cada una definida por un ambiente y uso distinto. En primer lugar, la terraza, que, con mesas altas o bajas, está montada prácticamente todo el año. No tiene nada de especial, pero la calle es tranquila y eso hace que, principalmente con el buen tiempo, resulte un lugar agradable para pasar el rato; en todo caso, es un punto a favor cuando entre los amigos hay 'nicotinómanos' incapaces de estar quince minutos seguidos sin salir del bar a fumar. 

Una vez dentro, la barra es larga y con una separación de la pared más que suficiente para que no resulte incómodo ocupar las banquetas mientras la gente pasa de un lado a otro; lo que, junto con un par de mesas altas, habilita una zona excelente para el día en que apenas vais un par de amigos, te apetece ver un partido o, simplemente, tienes ganas de sentarte un rato solo y tranquilo a degustar una cerveza (para gustos, colores). Sin embargo, mi zona preferida es la que está justo a la entrada, frente a la barra, en una tarima algo más elevada. Aquí la pared de madera está decorada con los escudos de armas de múltiples clanes escoceses, y las mesas -convenientemente distribuídas y separadas para evitar la acumulación excesiva de gente- cuentan con 'sofás' y banquetas acolchadas. Es el lugar perfecto tanto para ir en plan tranquilo con un grupo reducido de amigos como para disfrutar de alguno de los rincones con la pareja (imprescindible asegurarse antes de que tu pareja no opine que beber pintas de cerveza en vasos de palmo y medio es algo propio de 'neanderthales'). 

Por último, al fondo del local hay una zona con dardos, un futbolín (bastante cutre, todo hay que decirlo) y varias mesas con sillas; ideal para grupos grandes y para quien guste de actividades 'de bar'. En este sentido, cabría destacar que -dentro de una moda que no sé quién inició, pero que resulta entretenida- los miércoles por la tarde hay catas de cerveza, y a las 22h partida de 'trivial' por grupos. Se pone un bote entre los participantes (un euro por persona), se hacen una serie de preguntas y, entre los grupos con mejor puntuación, se reparten un porcentaje del bote, cervezas, etcétera. Pero a la hora de centrarnos en los entretenimientos no podemos obviar los diversos televisores de respetable tamaño repartidos por todo el local (además de un proyector), que permiten disfrutar sin estorbos visuales del fútbol (tranquilos, salvo partidos muy concretos, rara vez hay aglomeraciones. Incluso la mayoría de las veces ponen la imagen, pero no el sonido). En realidad, yo destacaría más las pantallas por una de las peculiaridades del bar: la música. El estilo puede variar según el día y la hora desde clásicos del rock (bastante abundantes; desde los conocidos Rolling o Dire Straits hasta los en Europa casi residuales ZZ top) hasta la última canción de moda (aunque suelen proliferar más los clásicos); en todo caso, hay dos constantes: las pantallas muestran el videoclip o el directo que se corresponde con la canción y cada cierto rato se intercala la cabecera de alguna serie mítca de los 80 (desde 'Alf' hasta los 'Mosqueperros'). Sin duda, la música es lo más surrealista del bar, pero también es una de las cosas que lo hace especial; y, muy importante, siempre a un volumen agradable para el que quiera conversar.

Y, ahora sí, llega la estrella del local: la cerveza. La web, aunque desactualizada y con fallos, nos permite hacernos una idea de lo variado de la carta, mostrando las que constituyen la base fundamental de la oferta. Sin embargo, al dueño le gusta investigar, y siempre habrá cervezas nuevas y exóticas para que los paladares más exigentes puedan disfrutar de nuevos sabores. En todo caso, dentro de la carta habitual, los grifos nos ofrecen la excelente 'Paulaner', la clásica 'Guinness' y la 'habrá a quien le guste' 'Murphy's'; a partir de ahí, toca optar por los botellines, esencialmente belgas (ya de abadía como 'Grimbergen', ya bombas de relojería como 'Gulden Draak') y alemanes (como la propia 'Paulaner', a destacar las versiones de cebada); no obstante, también hay cervezas más 'exóticas', como la 'Foster' australiana o, sin duda mi predilecta, la 'Budějovický Budvar' checa, cerveza con una curiosa historia: es originaria de la ciudad checa de České Budějovice, Budweis en alemán; por ello, se denominó 'Budweiser', al igual que otra cerveza checa de la misma región ('1795 Budweiser Pivovar', de escasa importancia comercial) y que una conocida cerveza americana creada por emigrantes checos (que también podemos degustar en el Café Escocia, aunque yo prefiero la checa). El conflicto judicial duró décadas, y acabó con un reparto de zonas y nombres bastante complejo, que por lo que a nosotros respecta otorgó a la cerveza americana el nombre alemán, y a la cerveza checa el checo.

Éstas son sólo una muestra de la varidad existente, y lo mejor, en caso de duda o si se tienen ganas de experimentar, es dejarse guiar por el dueño (de entre las camareras y el tipo grande que están detrás o junto a la barra, éste último). Los precios, y esto es importante tenerlo en cuenta para evitar sorpresas, son muy razonables... siempre que seamos conscientes de que casi todo son cervezas importadas. La mayoría cuestan 3,5 €, con algunas más rebuscadas que se van a los 4 ó 5 € y con las típicas 'Ambar', 'Amstel' o 'Heineken' por 2 ó 2,5€; hay que saber apreciar a lo que se viene a este bar. Por otra parte, también hay que destacar que existen multiples promociones, como la cerveza de la semana (con reducción del precio habitual), los 'cubos' (combinaciones de 4 cervezas por 12 ó 15€) o la 'Heineken' a 1€ por las tardes; así como también que toda consumición va acompañada de algo para picar (frutos secos, patatas, palomitas...), cosa que en otras ciudades no llama la atención, pero que es muy poco habitual en Zaragoza. Para el que quiera variar, aparte de los refrescos y las copas normales, existe la posibilidad de pedir 'mojitos'; no he llegado a probarlos, pero parecen tener éxito.

En definitiva, un templo de la cerveza, tranquilo y agradable, en el que degustar o descubrir, sólo o en compañía, por la mañana, la tarde o la noche, ya sea laborable o festivo. Todo un pequeño rincón.

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